lunes, 26 de marzo de 2012

El Sauce Blanco


A penas empieza a vislumbrarse el sol tras las altas laderas nevadas. El frio del invierno se ha ido apagando y retazos de jara y retama empiezan a poblar los caminos pedregosos que dan acceso al lago donde, en su quietud, solitario, se alza el Sauce.
Sus ramas ondean suaves bailando una danza con el viento, acariciado con dulzura las brisas matinales, desprendiéndose de este modo de las gotas de rocío que corretean hacia las verdes flores.
Hogar de aves, refugio de amantes furtivos, testigo mudo e impasible de un paisaje sobrenatural que ha cambiado desde que fuese semilla y tallo, lustros hace ya de aquello y el mundo sigue su recorrido inusitado frente al sauce, frente a sus ojos nudosos, ciegos y sordos.
Sí, se mantiene elevado, mirando al cielo y haciéndole una reverencia para volver a acercarse al agua y la tierra del que un día brotó.
Fuerte y enérgico en su callada melodía diaria, mundo y ser invisible, con tantas historias que contar y pocos que sepan escucharlas.
Él es el Sauce Blanco

2 comentarios:

  1. Bonita descripción haces de ese árbol maravilloso. Gracias por compartir.
    Saludos.

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  2. Es una reflexión muy y una descripción sublime de este árbol.
    Por cierto podéis pasaros por:
    http://pasaporteawroclawski.blogspot.com.es/2012/03/copin-polonia-y-espana.html

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