lunes, 24 de octubre de 2011

La verdad, mi parcela

Hoy y ahora, aquí, donde yo me puedo encontrar a mí mismo, conciliarme con mis palabras y pensamientos, vuelvo con una aportación que pretendo breve pero, eso sí que seguro, como ya es habitual últimamente en mi vida, REAL.
Palabras de quien siembra la duda, palabras cargadas de odio y rencor sobre mí, que ni me conoce ni me imagina, a tenor de lo que de vez en cuando tengo que desayunarme.
Yo no voy a hacer apologías ni críticas, tampoco me voy a dejar llevar por el estómago, que ahora me hierve por culpa de un malnacido que hizo (cuando yo no existía en su mundo) y sigue intentando hacer daño a quien AMO.
Y esque nadie que me conozca puede verter sobre mí acusaciones de difamar o malmeter contra un perfecto y convencido extraño, alguien que no deseo para nadie, ni para él mismo.
Amo a mi pareja y jamás siendo consciente le pretendería infidelidad alguna, ni de pensamiento, palabra, obra, omisión, bien carnal bien cualquier otro tipo terrenal o supra.
Le AMO con verdadera pasión por lo que me hace sentir, por lo que siento, por lo que siento que siente ÉL.
Sólo nos hace falta vivir cada día para saber lo que sentimos, lo que pensamos, lo que tenemos y lo que queremos.
Lástima me da aquel malnacido, que sólo se siente porque sólo está, porque sólo se ha buscado su cruento destino. Lástima absoluta, no le odio, me repugna, tanto que me hace desahogarme con el mundo, con nadie.
Mi mensaje es: ÉL me conoce y me AMA por lo que soy, por lo que le doy, por lo que le demuestro sin querer hacerlo, por lo que siente, por todo todísimo lo que me da, en definitiva por lo que TENEMOS.
Lo demás, son palabras vacías y negras